Venezuela: Si yo fuera...

Gobierno venezolano
Oposición venezolana
A. Hago autoanálisis:

1. Fijaría mis objetivos: Dos opciones posibles y excluyentes:
1.1. El mantenimiento de la revolución bolivariana en el tiempo.
1.2. El mantenimiento de Maduro y demás líderes del partido en el poder.

2. Identifico mis mayores fortalezas: control de la mayor parte de los poderes públicos, sus instituciones, entes y las Fuerzas Armadas.

3. Identifico mis mayores obstáculos: baja popularidad (liderazgo poco fiable), desacuerdos en las filas del chavismo, bajos precios de petróleo para financiar proyectos sociales. Grupos extremistas en el oficialismo impiden negociaciones sinceras con el contrario, así como un mayor cambio en las políticas públicas.

4. Principales riesgos:
4.1. Escalada del enfrentamiento: de protestas hasta alcanzar una guerra civil.
A. Hago autoanálisis:

1. Fijaría mis objetivos: Dos opciones posibles y excluyentes:
1.1. Sacar a Maduro del poder y los demás líderes del partido PSUV.
1.2. Cambiar las políticas públicas en beneficio de la población.

2. Identifico mis mayores fortalezas: descontento de la población con el gobierno nacional, cuenta con el apoyo de la opinión pública internacional.

3. Identifico mis mayores obstáculos: Mayoría de los poderes públicos están controlados por el gobierno nacional. Grupos extremistas en la oposición impiden negociaciones sinceras con el contrario.

4. Principales riesgos:
4.1. Escalada del enfrentamiento: de protestas hasta alcanzar una guerra civil.
B. Cómo alcanzar los objetivos:

En caso de (escenarios):

1.1. Mantener la revolución bolivariana en el tiempo: Considero otros liderazgos que inspiren una mayor confianza en la población, que estén directamente relacionados con los liderazgos actuales del oficialismo.

En tal sentido, considero la opción de la renuncia de Maduro para calmar las aguas. Dado que el referéndum revocatorio no se pudo (o se impidió) realizar antes de la mitad del período presidencial, la continuidad del poder se mantiene hasta las elecciones presidenciales de 2018. Ese es tiempo suficiente impulsar nuevos liderazgos.

Olvido el discurso belicista: dejar de invocar luchas que no podré ganar. Comprender que instituciones políticamente opuestas no son el fin del mundo, ni implican el fin de la revolución. En caso de perder unas posibles elecciones presidenciales, la factible eliminación de las misiones sociales sería la prueba irrefutable de los argumentos chavistas, dando oportunidad para ganar una próxima elección.

Incido para convocar una nueva constituyente donde se reconozcan constitucionalmente los avances sociales, indiferentemente del gobernante de turno. Una Constitución más democrática, con mayores límites al poder, conviene en caso de que la derecha llegue al poder.

1.2. El mantenimiento de Maduro y demás líderes del partido en el poder: Ceder y pactar. A veces, como en el ajedrez, para ganar hay que arriesgar algunas piezas.

La crisis económica es el principal origen del descontento social y los bajos índices de popularidad de Maduro. De esa manera, si la crisis económica es el resultado de una “guerra”, entonces el Gobierno se ha mostrado incapaz de combatir en dicha guerra, y soldado que no puede luchar muere o le dan de baja. Por el otro lado, si la crisis es el resultado de ineficacia de políticas económicas, quiere decir que se puede resolver mediante un cambio de políticas, lo cual es más fácil de digerir que una guerra contra fantasmas. Ese lenguaje belicoso debe morir para dar paso a un lenguaje democrático.

A la gente le duele más el bolsillo que la historia contemporánea. En tal sentido, como gobierno, y corriendo el riesgo a ser llamado “traidor” (cosa que no duraría mucho tiempo, porque el pueblo tiene mente cortoplacista), estaría dispuesto a ceder en algunas políticas e, incluso, a conceder algunas instituciones -que no sean claves-, a la oposición. Dejo que la oposición tome control de la Asamblea Nacional, eso ocurre en cualquier otro país y no es el fin del mundo. El gobierno ya ha concedido liberalización de precios en algunos aspectos, pero debe ser mayor, así como es prioridad la eliminación de los dos tipos de cambio. El control cambiario no se puede eliminar de la noche a la mañana. Concedo el indulto o amnistía a presos políticos, porque su estadía en prisión genera más problemas que soluciones (a la imagen gubernamental). No doy excusas para que me llamen Dictador, y anulo las convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

Mi nuevo objetivo es demostrar que las cosas pueden cambiar conmigo en el poder. Refuerzo mi imagen para las elecciones de 2018.

Dejo que la oposición marche a donde desee, como estrategia para debilitar la posición de la MUD. Las marchas no lograrán nada en concreto, lo cual causará frustraciones y divisiones en la MUD.

B. Cómo alcanzar los objetivos:

En caso de (escenarios):

1.1. Sacar a Maduro del poder y los demás líderes del partido PSUV: Me cierro a toda posibilidad de negociación, incremento la conflictividad social, incremento la crisis de gobernabilidad.

Las actuales protestas se encuentran medianamente controladas por los sectores de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), por lo que descontrolarlas aumentaría la conflictividad social. De hecho, muchos chavistas descontentos no se acercarán a las protestas mientras las mismas sean convocadas por la MUD.

Dejar claras las intenciones de lo que sucederá tras la toma del poder. La falta de una declaración de intenciones es motivo suficiente para desanimar y provocar desconfianza en sectores populares. En tal sentido, presentaría actas de compromiso firmadas por los sectores de la oposición en la que -valga la redundancia- se comprometen a: respetar las misiones sociales, respetar a los trabajadores públicos y no aplicar políticas de austeridad. Dicho acto sería suficiente para aumentar la lucha de calle que obligue definitivamente la salida de Maduro del poder.

1.2. Cambiar las políticas públicas en beneficio de la población: Negociar. Mi objetivo ya no sería tanto acceder directamente al poder, sino incidir en las políticas públicas. Lo que podría resultar siendo lo mismo.

Entendiendo que a la gente le duele más el bolsillo que la historia contemporánea, y a riesgo de ser llamado “traidor” (cosa que no duraría mucho tiempo, porque el pueblo tiene mente cortoplacista), dejo que el gobierno mantenga el control del poder hasta las elecciones de diciembre de 2018, a cambio de acceder a algunas instituciones del poder público nacional, preferiblemente en algunas instituciones claves que incidan en materia económica.

Dicho escenario podría mejorar la materia económica y, por consiguiente, la imagen política del gobierno. De esa manera, podría imaginar dos posibles escenarios:

1) mi objetivo ya no sería ser la imagen visible del poder, sino el poder tras el telón;

2) preparar un liderazgo consolidado que haga frente en las próximas elecciones.

En cuanto a este último escenario, es menester dejar claras las intenciones de lo que sucederá tras la toma del poder. La falta de una declaración de intenciones es motivo suficiente para desanimar y provocar desconfianza en sectores populares. En tal sentido, presentaría actas de compromiso firmadas por los sectores de la oposición en la que -valga la redundancia- se comprometen a: respetar las misiones sociales, respetar a los trabajadores públicos y no aplicar políticas de austeridad. Dicho acto sería suficiente para recuperar la confianza perdida y ganar más espacios de poder.

Mi nuevo objetivo sería demostrar que las cosas sólo cambiarán realmente conmigo en el poder.

Convertiría las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente en referéndum aprobatorio. Convocaría a todos a votar en blanco o nulo en las elecciones para la Constituyente, para demostrar el rechazo a la propuesta del gobierno y deslegitimar el proceso. Dicho escenario no colocaría en riesgo a los funcionarios públicos como un llamado a la abstención, todo lo contrario, les permitiría demostrar su descontento.

PD: Menos mal que no soy ninguno de los dos.

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