¿Quién se ha sentado a pensar en el Ministro?



Más de una semana ha pasado en Venezuela desde que el Gabinete Ministerial pusiera sus cargos a la orden con fines de que el Presidente diera el "Sacudón" necesario para lograr los cambios para el buen funcionamiento del Estado. Hasta el momento, la Presidencia no se ha pronunciado al respecto y hay incertidumbre desde arriba hasta abajo en las estructuras del Estado.

Los más perjudicados con esto son los trabajadores públicos, que desconocen cual será su futuro laboral. Cuando Ministr@ nuevo llega, éste suele venir acompañado de su gente de confianza, que sustituyen a los antiguos directores y estos a su vez pueden reemplazar al equipo de trabajo existente. Los rumores dicen que Maduro ha sido tajante en que los Ministros eviten este escenario, pero las posibilidades permanecen. Esto demuestra la poca estabilidad laboral que se vive en el sector público, que además ni siquiera se rige por la Ley Orgánica del Trabajo, sino por las distintas leyes de funcionarios públicos, lo cual es algo terrible considerando que el gran empleador en el país es precisamente el Estado.

Pero hay un hecho curioso en esta situación que me ha hecho recordar una reflexión de George Bernard Shaw en su libro "El Socialista anti-social" sobre lo poco en que se piensa en los infortunios del Rey. He visto de primera mano como Directores Generales, cuyos cargos son de libre nombramiento y remoción, están preocupados por su situación laboral; y entre rumores escuché que los actuales Ministr@s se encuentran en la misma situación. La poca estabilidad laboral es el común denominador entre funcionarios públicos de alto nivel y los de menor rango, y viven bajo la misma incertidumbre. Por supuesto, a nivel de oportunidades posteriores, Ministros y Directores tienen más posibilidades si el "sacudón" les saca de sus puestos que el resto de los mortales.

En mi opinión personal, dudo que haya cambios importantes en el ejecutivo, al menos no sin el consentimiento de los actuales ministros. Sacar a un Ministro sin darle otra silla que ocupar, puede ocasionar un efecto similar al de Giordani, que despotricó contra Maduro al salir del Ministerio de Planificación.

Así como la popular serie de TV, aquí también se vive un "Juego de Tronos".

Les comparto la reflexión de George Bernard Shaw:
" -...Yo admiro un hombre que es capaz de matar un Rey. ¿Creo que estarías de acuerdo conmigo, Trefusis?.

- Ciertamente no -dijo Trefusis-, un Rey hoy en día no es más que un monigote puesto para recibir las balas del que es el verdadero opresor de la sociedad, y la fracción de su salario que puede gastar como le plazca, es usualmente muy pequeña para su riesgo, su problema, y la condición de esclavitud personal a la que ha sido reducido. ¿Que hombre privado no está peor que el monarca constitucional? Le negamos a él todo tipo de privacidad; no se puede casar con quien escoja, ser consorte de quien prefiera, vestirse de acuerdo a sus gustos o vivir como le plazca. Yo no creo que siquiera coma o beba lo que más le guste;"..."Nosotros le dictamos todo excepto sus pensamientos y sueños, y estos incluso debe guardárselos para sí mismo sino no están ajustados, en nuestra opinión, a su condición. El trabajo que le imponemos es tan difícil como cualquier tarea de trabajo; carece de frutos, incesante, monótono y tiene que ser transferido en su mayor parte con agujeros nerviosos. Hacemos de su reino a un desastre para él, y lo llevamos y colocamos al frente para que se encare con ello. Finalmente, habiendo tomado cualquier cosa que los hombres le apremian, nosotros caemos bajo su caracter, y a cada persona a quien él se muestre a su favor. Le imponemos enormes gastos, pasamos por encima de él, y reprochamos su parsimonia. Nosotros lo usamos como yo usé aquellas estatuas -lo golpeamos en el nombre del honor para nuestra conveniencia al desfiguar y abusar de él-. Lo enviamos a nuestras ciudades más pobladas, proclamando que él es la fuente de todo bien o todo mal en la nación, y él, sabiendo que mucha gente lo cree así, sabiendo que es una mentira, y que él carece de poder para recortar el día de trabajo en una hora, aumentar los salarios un centavo, o anular hasta la más pequeña sentencia criminal, sin importar lo injusto que le parezca; sabiendo que cualquier minero en el reino puede fabricar dinamita, y que los revólveres son vendidos por siete o seis libras la pieza; sabiendo que no es a prueba de balas y que todo rey en Europa ha sido abaleado en las calles; él debe sonreir y saludar, y mantener una expresión de disfrute mientrás qué el alcalde y las corporaciones inflingen en él todas trivialidades que ha escuchado mil veces. Yo no te estoy pidiendo que seas leal, Erskine; pero espero, que como gesto de humanidad, simpatices con aquella figura pública, que no es más responsable de todos los males y desgracias que el Alcalde por los robos de los carteristas que siguen su show el 9 de noviembre.

Sir Charles se rió de la molestia que se tomó Trefusis para demostrar su punto, y dijo: - Mi querido amigo, los reyes están acostumbrados, lo esperan, y les gusta.

- Y lo más probable es que no se vean a sí mismos como yo los veo, no más de lo que las personas lo hacen-. Asintió Trefusis."

[Extracto de George B. Shaw, "Unsocial Socialist", Capítulo XV, pg. 129. Disponible en: http://www.gutenberg.org/ (solo en Inglés)

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