Carta desde Barcelona

Esto es un intento de "Cuento Corto", así que debería ser leído como tal, y no como una noticia dentro de una historieta o algo parecido... Esta historia consta de varias cartas, las cuales se pueden ver por aquí

Barcelona, 1/10/1936

Mi Querida Elisa:

Te escribo lo que podría ser la última de mis cartas, y la última de mis confesiones. En definitiva, y en palabras simples, soy un idiota. Del millón de excusas que puedo decir, ninguna vale por lo que he hecho.

Supongo que esta es la parte donde confieso mi más terrible trastorno: soy Houdini de la intimidad. Escapo y me escondo de los dictados del alma; silencio y censuro con lazos fraternos y de sangre. Incluso puedo huir hasta de la más simple conversación. “Emocionalmente retardado” creo que es lo que soy.

Tal vez la pregunta más simple hiciste: ¿Eres feliz?... Pero para mí fue la crónica de una muerte anunciada… Sabía que tenía la respuesta, pero no tenía las palabras. Y ahora que lo pienso, te puedo responder: “¿Soy feliz?”… Esa es una pregunta muy simple pero compleja a la vez. Es compleja, porque la felicidad no es más que un estado emocional de satisfacción, y significa como me siento en un momento en particular, y sobretodo, como me siento “aquí y ahora”. Pero también te dije que la pregunta es simple, y lo es, porque entiendo lo que quieres decir, y no, no soy feliz.
Supongo que esta es la parte donde confieso la segunda entre mi colección de trastornos: ya estoy casado con otra mujer. Pero ella no es más que una idea con nombre femenino. Muchos nombres le dan los hombres, pero yo la hago llamar “Libertad”.

Y te tengo que reconocer, mi bella Elisa, la idea es mi gran amor y mi más grande pasión, y todo lo demás, aún cuando pueda aprender a quererlo, es secundario. Tendrías que conformarte con ser la ocasional “amante” o una “aventura”, y estoy consciente de que no es lo que mereces. ¡Pero quien lo pondría en duda! ¿No son aquellos romances ocasionales los más apasionados de todos?: Romeo y Julieta, Helena y Paris, Ariadna y Teseo… Mi punto es, nosotros no somos más que la ilusión mortal del tiempo. Todo en nuestra vida siempre será ocasional y temporal. Incluso el amor más duradero de todos, siempre será un amorío ocasional.

Pero no es miedo a la muerte de lo que sufro, no puedo esperar a encontrarme de frente con la cara de la muerte para burlarme en su rostro. Es miedo al tiempo. Temo que todo se acabe sin poder lograr lo que quiero; y además, y no menos importante, temo hacerte daño. Creo haber escuchado sobre algo parecido en una historia, es la de un puerco espín, que necesita del calor de los otros, pero teme que las espinas de los otros le hagan daño, y teme que sus propias espinas le hagan daño a los demás. Y es que a diferencia de Cristo y su redención, yo traigo la destrucción y la abolición. Mi amor a la idea me hace un idealista, y los idealistas son los más peligrosos de los hombres. Serán capaces de hacer daño si con esto logran su "idea", y yo temo caer en el mismo error.

Me pediste que compartiera mis sueños e ideas, pero soy incapaz de hacerlo. Amo y adoro la manera en eres, y mis palabras están armadas para impulsar el cambio de todo corazón y mente. Podría destruir lo que eres, lo que adoro, y no quiero cargar eso en mi lista de pecados. Si deseas cambiar, quiero que surja desde lo más profundo de ti, más no por algo provocado por mi, ni por nadie. Y no puedo ser para ti un maestro de profecías, sino un índice de conocimientos. Pues de enseñarte solo te estaría adoctrinando de acuerdo a mis pensamientos y sentimientos: Estaría creando un juguete a mi imagen y semejanza, y no en base a tus sueños y pasiones. Y hacer eso sería ir en contra de lo que creo, ir en contra del amor que te tengo.

Pero sigo sin responderte la pregunta, y ciertamente, mereces una respuesta. Mereces saber cual mi gran amor: un mundo lleno de libertad e igualdad, por más cursi que pueda sonar. Las mismas proclamas de la revolución francesa arden tan fuerte hoy en nuestro corazón como lo hicieron contra Luis XVI... Ardores causantes de tanto sudor, lágrimas y sangre, que hoy condimentan el polvo de las metrallas que chocan contra el pavimento. ¡No descansaremos hasta que el hombre sea libre, no habrá nada que evite lo inevitable; nos opondremos a todo aquello que cause iniquidad y desigualdad! ¡Anarquistas es nuestro adjetivo, libertad es nuestro objetivo!

Solo puedo esperar que entiendas lo que te digo. Todavía puedo recordar el calor de tu sonrisa, y el sabor de tus labios, tu risada y castaña melena chocando tus hombros; tu chillona voz que destruena mis oídos, pero que aún así me es inevitable amar; y esas terribles manías que solo me hacen quererte más... Decir más solo sería perderte más y agravar el dolor. ¡Y pensar que me alejo de ti cuando todo lo hago por ti!... ¿Te dije alguna vez cuanto me gustan las ironías? Supongo que mi vida es prueba de ello...

Nunca pensé que diría esto, y si un Dios existe, sabrá cuanto detesto decirlo: esta noche tomaré las armas. Las tropas rebeldes de Franco están cerca, por eso trato cada minuto como si fuera oro para escribirte esto. Como no soy español, la gente me pregunta: ¿Por qué lucho por esta pelea ajena?... ¿Por qué luchar por la que no es tu patria?... Pero lo que muy pocos logran entender, es que mi patria es la justicia, es la libertad, y todo lo que a ella afecte lo sentiré como en mi contra... Nosotros no vemos aquellas líneas imaginarias que separan a la humanidad, vemos una sola humanidad bajo el mismo cielo y sobre la misma tierra.

Gracioso... Ya no encuentro que más decir, sabes muy bien que soy un hombre de pocas palabras. Solo puedo decir lo que escuché una vez de un compañero: "Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones: ese mundo está creciendo en este instante".

Hasta para mí es difícil de creer, pero es lo que quiero. Mientras algunos crean su convicción a través de su fe, yo he creado mi fe a través de mi convicción. Tal vez sea cierto lo que dices, y solo soy un demente...

Con cariño,
Diego Martínez.

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